Anoche vino la luna
con sus anillos de plata,
ansiosa y enamorada,
a escuchar mi serenata.
Anoche vino la luna
con sus anillos de plata,
ansiosa y enamorada,
a escuchar mi serenata.
En el espejo del río,
coqueteando, se retrata,
con esplendores de bruma
y su sonrisa de nácar.
La brisa surca en el río
el bello bucle dorado
que juega con las espumas
del viejo Capanaparo.
En el espejo del río,
coqueteando, se retrata,
con esplendores de bruma
y su sonrisa de nácar.
La brisa surca en el río
el bello bucle dorado
que juega con las espumas
del viejo Capanaparo.
En la lejana barranca,
mi corazón se ha quedado
contemplando el espejismo
en la pampa dibujado.
En la lejana barranca,
mi corazón se ha quedado
contemplando el espejismo
en la pampa dibujado.
Susurran los morichales
al médano enamorado
una errante melodía
que me tiene cautivado.
Y el espanto sabanero
aguda queja ha silbado,
porque te vas con el alba,
luna del Capanaparo.
Susurran los morichales
al médano enamorado
una errante melodía
que me tiene cautivado.
Y el espanto sabanero
aguda queja ha silbado,
porque te vas con el alba,
luna del Capanaparo.
Arpa y maracas:
Eduardo Betancourt.
Cuatro y contrabajo:
Jesús “Pingüino” González.