Por un caminito verde,
del palenque a la quesera,
en el oleaje del viento,
prenda querida,
me hiciste que te dijera
.
Si mi amor se quedaría
o era nube pasajera,
y que te dejara escritas,
en mis canciones,
cuántas cosas te ofreciera.
Te ofreciera las bellezas
naturales de mi tierra,
quién supiera de tu gusto
para darte las más bellas,
envueltas en mis cantares,
cuando el arpa me atropella.
Te ofrezco mi corazón,
porque de amor está lleno,
va repleto de esperanza,
como boga y canoero,
como sediento que encuentra
manantial en el estero.
Voy a ver si con un verso
puedo bajar una estrella
que me hable de tus antojos,
prenda querida,
y no me pierda tu huella.
Voy a ver si con un verso
puedo bajar una estrella
que me hable de tus antojos,
prenda querida,
y no me pierda tu huella.
Me parece que adivino
en tu mirada morena,
que te gusta el horizonte,
juguete de tolvaneras,
como juega tu sonrisa
en tus labios de cayena.
Te mando esta melodía
en un lirio sabanero,
confundida en una garza
con belleza de garceros,
y el lirio, con su fragancia,
me sembrará en tu recuerdo.
Cuatro:
Jesús “Pingüino” González.
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Foto 1:
Carmelo y Márgara, los pilares de mi vida.
Foto 2:
“Pingüi” y Pacho. ¡Tremendos dos!